Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

jueves, 10 de mayo de 2012

Perseguidos


Por si no se han dado cuenta, todavía, la nuestra —el cristianismo— es la religión cuya práctica supone un mayor riesgo para la salud. Y no, no. No es que provoque enfermedades mentales e infelicidad. Simplemente es la más perseguida por todo el planeta en términos absolutos.

En realidad, esa persecución también se da —de forma mucho más sutil— en sociedades desarrolladas y “tradicionalmente cristianas”. En Europa, sin ir más lejos. Recuerden cómo los políticos europeos se negaron incluso a hacer mención a las raíces cristianas de Europa en el preámbulo de su carta magna, omitiendo lo que la historia demuestra. Quizá, incluso, intentando re-escribir esa historia.

A la Iglesia —y por lo tanto, a todos los que formamos parte de ella— se la ataca y despoja de supuestos “privilegios” de los que sí goza cualquier ONG, sindicato, confederación empresarial, partido político o fundación sin ánimo de lucro. Y si en algunos casos todavía no se ha realizado este expolio, se pretende, apelando a una suerte de justicia suprema llamada “laicidad”.

Pero no es de estas persecuciones de las que venía hoy a hablarles. Muchos hermanos nuestros no sólo ven dificultada su práctica religiosa. Sencillamente ven dificultada su vida, e incluso su supervivencia. Cada cinco minutos muere un cristiano en el mundo, víctima del odio a su fe.

Y no piensen sólo en países de mayoría islámica. Ahí lo pasan fatal. Puedo dar fe de ello. He visto y oído a los coptos en Egipto. Antes de la “primavera árabe” vivían recluidos en ghettos “protegidos” por la Policía. Entonces recibían alguna paliza que podía llegar hasta la muerte. Ahora son volados por los aires y ametrallados en sus iglesias y durante sus celebraciones. Y lo mismo en Sudán, Nigeria, Irak, Irán, Siria, Líbano, Etiopía, ...

También he visto a los palestinos cristianos. Cada vez menos. Cada vez más aislados y maltratados tanto por judíos como por palestinos musulmanes. Tampoco tienen que contarme su heroicidad diaria, cotidiana, desapercibida e ignorada por el mundo y, a veces, por la propia Iglesia. No la de la jerarquía —como a algunos les gusta diferenciar— sino la “de base”.

Tampoco les van bien las cosas en India, China, Vietnam y, en general, todo el sudeste asiático. Ni en Centroamérica o norte de Sudamérica. En estos casos, por motivos políticos o simplemente de oposición al crimen organizado y a las mafias de todo tipo.

No. Ser cristiano y tener el valor de profesar y confesar tu fe en público puede ser perjudicial para la salud. La del cuerpo, se entiende. La del alma es otra cosa. Justo la contraria.

Me van a permitir, pues, que les invite hoy a rezar por todos ellos, sabiendo como sabemos de la capacidad de la oración para sostener al prójimo en su sufrimiento, en su perseverancia, en su fidelidad a Dios. Hace poco que lo recordaba Benedicto XVI.

Por eso les propongo la oración por los cristianos perseguidos que en 2010 lanzó la fundación de la Santa Sede “Ayuda a la Iglesia Necesitada”. Fíjense que habla de cristianos y no católicos, y que es una institución de la Iglesia católica.

Oración por los cristianos perseguidos
"Dios nuestro,
que en tu misteriosa Providencia
has querido asociar tu Iglesia
a los sufrimientos de tu Hijo,
concede a los fieles
que sufren persecución
a causa de tu Nombre,
el don de la paciencia y de la caridad,
para que puedan dar testimonio fiel
y creíble de tus promesas.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén".

Ustedes lo saben. Y si se olvidan, se lo recuerdo: toda oración a Dios es escuchada y produce frutos...

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