Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

jueves, 26 de enero de 2012

Sacerdote y "padre"


El sacerdote italiano Maurizio de Sanctis, párroco en la iglesia de  Santa Rosa de la ciudad de Livorno (Italia), salvó a un bebé de ser abortado y lo "adoptó" ofreciéndole ayuda económica a los padres.

No es un caso único. Cerca de nosotros, en la Casa Cuna Santa Isabel, religiosas y voluntarios apoyan a las futuras madres con dificultades durante el proceso de gestación y los primeros meses de vida del niño. A veces, incluso, hasta los dos años ó más.

En Belén, en el Orfanato de las Hijas de la Caridad, las monjas acuden rápidamente cuando conocen del nacimiento “secreto” de un niño musulmán. Secreto, porque las madres podrían hasta perder la vida en estos casos. Por eso, las religiosas tienen que salir a toda prisa a cualquier hora del día para rescatar a los pequeños, en muchos casos, de los contenedores de basura. Las sonrisas y el cariño con que esos niños te reciben te llenan el alma. La misma que sus historias desgarran. Sé lo que digo. todavía se humedecen mis ojos.

Volviendo al caso del sacerdote de Sanctis. Días previos a la pasada Navidad, el sacerdote recibió en su parroquia a una pareja de esposos jóvenes, padres de tres hijos y de uno por venir. Según relató el sacerdote a la revista Panorama, los cónyuges dijeron que los gastos familiares superaban sus ingresos y que solo les quedaba abortar al cuarto de sus hijos.

"No había otro problema o duda salvo lo económico. Un problema real que afecta a muchos en la parroquia. Pero no me rendí, traté de explicarles que una vida es algo que va más allá del dinero: es un don, una alegría, algo que no tiene precio", señaló.

Luego de una rápida reflexión, el sacerdote ofreció a la pareja apoyo económico a través de la parroquia: "ustedes tráiganlo al mundo, denle su amor; del resto nos ocupamos nosotros", les aseguró.

Miren a su alrededor. En su parroquia, en su barrio, en su finca, pueden existir casos similares. La crisis nos ha golpeado a todos, pero salvar una vida no tiene precio.

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