Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

jueves, 12 de enero de 2012

Héroes y bienaventurados (y8)


“Bienaventurados los que padecen persecución 
por causa de la justicia, 
porque de ellos es el reino de los cielos”

Y aquí sólo puedo pensar en los mártires que han sido, que son y que serán masacrados con la vana intención de matar a Dios, asesinando a las personas en las que habita. Que nadie se engañe. La víctima final a la que persiguen es a Dios mismo. Y el método es el asesinato del cuerpo (martirio) o del alma (negación de Dios para salvar la vida).

Por eso, bienaventurado y héroe el que no reniega de Dios. Nunca. Jamás. Bajo ninguna circunstancia. Bienaventurado, porque Él no renegará de aquél cuando llegue el momento. El más importante.

Bienaventurado y héroe el que abraza su cruz, porque es amigo del Señor. Bienaventurado no sólo el que no la rehuye, sino especialmente el que la agradece. No por masoquismo, sino por amor. No porque no tenga otra opción, sino porque teniéndola, escoge la fidelidad.

Mis pensamientos están en este momento con los cristianos de Nigeria. Amenazados y perseguidos por causa de su religión. Y como ellos, hay muchos más. En países islámicos, pero también en otros con otras religiones, como la India, o sin ellas, como China.

Para ellos pronunció —y pronuncia hoy— Jesús aquellas palabras: “bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro premio es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”.

Bienaventurado el que encuentra en Dios fuerzas para no huir, para ser un héroe, para refugiarse en lo único imposible que es posible.

Bienaventurado el que no niega, el que nos e evade a la hora de comprometer su situación personal o social a favor de una empresa noble, ante el temor de que eso acarreará persecución, impopularidad, daños y perjuicios.

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