Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

jueves, 8 de septiembre de 2011

Oponerse al mal


Pueden leer la noticia en Zenit (http://www.zenit.org/article-40195?l=spanish), no me la invento: un grupo de peregrinos irlandeses durante la pasada JMJ logró disuadir a una pareja de abortar a las puertas de la clínica...

Quiero creer que aquel día se salvaron tres vidas: las del crío (o cría) y las de sus padres. En un aborto no fallece solamente aquél al que no se deja nacer. De alguna manera —y mucho más dolorosa y permanente— también mueren los que le llevan a la muerte.

Quiero creer que aquella pareja no varió sus planes sólo por coacción o miedo. Quiero creer que no volvieron a intentarlo al día siguiente. A la semana siguiente. Al mes siguiente. Quiero creer que aquellos padres sólo necesitaban un ligero empujón, una suave ayuda, para hacer el bien, para obrar correctamente, para aceptar plena y responsablemente su paternidad gozosa.

Lo cierto es que aquellos jóvenes peregrinos, con la ayuda de Dios —aunque probablemente fue al revés— lo lograron... Fueron a Madrid en busca de Aquél que es el único que puede dar Vida —y Vida Eterna— y le encontraron a las puertas de una clínica abortista.

Sería bonito que aquellos peregrinos fueran los padrinos en el Bautizo de ese niño —o niña— cuando nazca dentro de unos meses. De alguna forma, ya lo han sido, anónimamente.

Ellos entendieron que la libertad, a veces, sólo necesita un ligero incentivo, un breve soplo, un escaso aliento, para elegir correctamente. Ellos aceptaron que se les pudiera tachar de reaccionarios, fundamentalistas y poco tolerantes por interpretar que era su misión ser portavoces de ese soplo vital que da Vida frente al huracán que la quita. Ellos consiguieron que el sol tuviera a partir de ese día una nueva razón para salir a nuestro encuentro cada mañana. Gracias a ellos, hubo júbilo y fiesta en el Cielo...

¡Bienaventurados! ¡Ellos también son héroes!

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