Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

jueves, 22 de septiembre de 2011

A la cárcel


La historia la he leído esta semana en varios medios digitales (ACI-Prensa, Religión en Libertad, ...): una mujer canadiense ha perdido la cuenta de las veces en que ha entrado en prisión a causa de su oposición al aborto, manifestada en el propio interior de las clínicas donde éstos se realizan.

Pero no crean que tal manifiesto opositor lo ha realizado de forma indignada o indignante. Ni a gritos. Ni con cadenas o silicona en las cerraduras.

Mary Wagner —que así se llama esta heroína ya no tan anónima— es una católica canadiense de 36 años, soltera, sin hijos y de escasos recursos económicos. ¿Su forma  de protesta? Entrar pacíficamente en los centros abortistas y regalar rosas blancas con mensajes “pro-vida” a las mujeres que buscan abortar. Sólo eso. Nada más, ¡y nada menos!

Y no crean que los mensajes reproducían de alguna manera la dureza y crudeza del acto que intentaban evitar. “Fuiste hecha para amar y ser amada. Tu bondad es más grande que las dificultades. Las circunstancias en la vida cambian. Una nueva vida, aunque sea diminuta, promete un gozo irrepetible. ¡Hay esperanza!”. Así son los mensaje que Mary reparte junto con las rosas en las salas de espera y en los jardines junto a las puertas de entrada. Obviamente no entra en quirófanos y salas de consulta.

Y lo hace de forma amable, tranquila y pacífica, según los testigos.

Esta semana, un juez de Toronto la ha declarado culpable de "uso y disfrute ilegal" de las instalaciones de la clínica abortista de Bloor West, cerca de esa ciudad, así como de "retrasar el desarrollo del negocio", y la ha condenado a 40 días de cárcel.

Dada su perseverancia y carácter reincidente, no hay posibilidad de escapar al cumplimiento de la pena, ni probablemente Mary consintiera en dejar de hacerlo.

Es más, ya son muchas las veces, desde 1999, en que ha ingresado en prisión, donde aprovecha su estancia para repartir folletos sobre la Biblia y la Iglesia, así como para consolar y apoyar a las mujeres que han abortado, que son el 90% de las presas.

Mary tiene una conciencia que “objeta”, incluso a pesar de las consecuencias...

No hay comentarios:

Publicar un comentario