Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

sábado, 27 de octubre de 2012

Amancio Ortega


Se trata de uno de los hombres más ricos del mundo. Acaba de donar -a través de su fundación- 20 millones de euros a Cáritas para colaborar en su labor social de atención a los más desfavorecidos de nuestra sociedad.

Veinte millones de euros es muchísimo dinero. Mucho, mucho. Probablemente, para don Amancio Ortega no llegue al nivel de aquella anciana del relato evangélico que sólo entregó dos monedas, pero que eran todo cuanto tenía. Aún así, esos veinte millones van a hacer mucho bien.

También puede ser cierto que don Amancio Ortega resulte beneficiado por este donativo a nivel de imagen social, y que sus empresas o él mismo se habrán podido desgravar un porcentaje del mismo en sus impuestos. Aún así, esos veinte millones en manos de Cáritas van a llegar a muchas personas.

Porque precisamente es por esta razón por lo que les comento este acto de beneficencia aquí. No es anónimo, evidentemente. Y dada la fortuna del donante, tampoco podrá ser calificado de heroico por el importe del donativo, aunque sea una cifra objetivamente enorme... Pero que alguien declare abiertamente su confianza en Cáritas para llegar a ofrecerle esa cantidad de dinero, sí merece la pena ser destacado.

Y es que en esta sociedad -o en parte de ella- en la que se persigue a la Iglesia, que alguien que se expone al refrendo público en sus negocios como lo hace el dueño de Zara no tenga ningún problema en dejar clara su preferencia por una institución de la Iglesia para gestionar su preocupación caritativa y social dice muchísimo de ambos. En don Amancio habla de valor y sinceridad. De Cáritas habla de su eficacia, confiabilidad y transparencia. De esto les he querido hablar aquí.

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