Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

jueves, 26 de julio de 2012

Y a su vez, son los que tienen un futuro más incierto...


Según informa la Agencia Fides —y recogen diversos medios de comunicación, como ACIPrensa— las comunidades cristianas y el movimiento interreligioso "Mussalaha" ("Reconciliación"), que operan en Siria, están siendo los principales órganos de solidaridad en Damasco, dentro del clima de terror y muerte que derrama en la capital el enfrentamiento armado entre el régimen y los rebeldes.

Al parecer unos doscientos mil sirios se encuentran atrapados en la capital, huyendo de un lugar a otro intentando salvar sus vidas. Ni que decir tiene que en las más penosas condiciones de subsistencia. En este éxodo permanente y constante de familias enteras, con ancianos y niños, los barrios cristianos de Jaramana, Qassaa, y Bab Touma, se han convertido en oasis de acogida y solidaridad, sin distinción alguna de etnia, comunidad o religión. Precisamente, son los jóvenes cristianos de esas comunidades quienes coordinan la acogida de los nuevos desplazados enviándolos a escuelas, iglesias, y edificios públicos.

Las principales fuentes de ayuda a esta población desplazada llegan desde Caritas Siria y otras organizaciones cristianas, como son el Middle East Council of Churches (Consejo de Iglesias de Oriente Medio), el Patriarcado Greco-ortodoxo, y la Comunidad de San Egidio.

Estos asentamientos improvisados no solo proveen de alimentos y alojamiento a los desplazados, sino que debido a las extremas condiciones de calor —unos 42 grados de temperatura—, han tomado medidas de limpieza pública que asegure unas condiciones mínimas de salubridad.

Y mientras esto ocurre y ésta es la respuesta de los cristianos sirios, algunos extremistas islámicos ya están aprovechando la ausencia del orden civil para perpetrar asesinatos sobre familias cristianas. Hace unos días, un grupo radical islámico "Liwa al-Islam" ("La Brigada del Islam"), asesinó a una familia cristiana en el barrio de Bab Touma: bloquearon el vehículo de Nabil Zoreb, un oficial civil, y le obligaron a bajar con su esposa Violet y sus dos hijos, George y Jimmy, matándolos a quemarropa.

Desgraciadamente, ése puede ser el futuro para muchos de los que hoy son héroes anónimos. Lo hemos visto en Egipto y en Libia.

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