Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

jueves, 5 de julio de 2012

Comprometido hasta la muerte


Leo en ACI/EWTN Noticias que el Papa ha reconocido oficialmente el martirio del sacerdote Giuseppe "Pino" Puglisi, asesinado frente a su parroquia en Palermo (Italia), en 1993, por la mafia siciliana.

Cuenta la nota informativa que Puglisi fue un férreo defensor de los niños de Palermo, usados por la mafia para distribuir heroína y otras drogas. Para evitarlo, don "Pino" organizó un hogar —"Casa de Hospitalidad de la Madre"— donde consiguió salvar a cientos de niños del barrio Brancaccio de Palermo, donde él había nacido. Su firme compromiso en este tema obstaculizó los planes de la mafia, que ordenó su asesinato, que se produjo el 15 de septiembre de 1993, el mismo día de su cumpleaños.

Su enfrentamiento con la mafia no quedó solo ahí. Giuseppe Puglisi rechazó para la Iglesia cualquier donativo de procedencia dudosa, y retiró en las fiestas patronales a los líderes mafiosos de los puestos de honor de los que tradicionalmente se habían apropiado, recuperando espacios públicos para todos.

Le gustaba repetir una frase: “si cada uno hace algo, entonces se puede hacer mucho”.

En su visita a Palermo, en octubre de 2010, el Papa Benedicto XVI recordó a don Pino y lo propuso como modelo para los sacerdotes de Sicilia: “el mismo pueblo encomendado a su solicitud pastoral pudo saciarse de la riqueza espiritual de este buen pastor (…); os exhorto a conservar viva memoria de su fecundo testimonio sacerdotal imitando su ejemplo heroico”.

Me consta que el caso del siervo de Dios Giuseppe Puglisi no es único. Sin llegar a un resultado de muerte, han sido y son muchos los hombres y mujeres de Iglesia que se han opuesto a la injusticia y al Mal. No solo con palabras. También con alma, corazón y brazos.

Desgraciadamente, casos como éste, no tan excepcionales —por su abundancia, no por el valor que demuestran— no evitarán que miles de personas sigan atacando a la Iglesia asociándola al poder y a la mafia...

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