Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

jueves, 19 de abril de 2012

Tres hombres de Dios


Déjenme continuar con la técnica inaugurada la pasada semana de contarles tres micro-historias en una misma entrada. Esta semana les propongo las vidas de tres sacerdotes, auténticos hombres de Dios. Tres pequeñas visiones que vale la pena contar...

Comenzaremos con nuestro Santo Padre. Creo que no vale la pena disimular: tenemos un gran Papa. Quizá no tiene la “pegada” de Juan Pablo II, pero no desmerece como sucesor. El pasado lunes cumplió 85 años. Y es plenamente consciente de encontrarse en la recta final de su vida que, en ningún caso significa que vaya a sentarse a ver pasar los días y esperar la muerte.

Tal y como recoge ACI-Prensa (http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=36691), Benedicto XVI presidió una celebración eucarística con motivo de su cumpleaños y en su homilía destacó encontrarse “ante el último tramo del recorrido de mi vida y no sé qué me espera”. Pero no se pierdan el resto de la frase: “sé, sin embargo, que la luz de Dios está allí, que Él ha resucitado y que su luz es más fuerte que cualquier oscuridad, sé que la bondad de Dios es más fuerte que todos los males de este mundo. Y esto me ayuda a proceder con seguridad. Esto nos ayuda a seguir hacia adelante, y en esta hora agradezco de corazón a todos los que continuamente me permiten percibir el ‘sí’ de Dios a través de su fe”.

Me recuerda a aquellas palabras del Maestro a Pedro cuando le advierte que llegará el día en que le vestirán y le llevarán a dónde no quiere ir. Y sin necesidad de un “quo vadis”, Benedicto XVI está dispuesto a dejarse llevar con plena confianza en el Resucitado. Un hombre de Dios, no me negarán...


La segunda historia que les voy a contar demuestra el compromiso social que lleva a la heroicidad. Según la CNN (http://cnnespanol.cnn.com/2012/04/18/el-sacerdote-alejandro-solalinde-recibe-amenazas-de-muerte-denuncio-amnistia-internacional/), Anmisitía Internacional ha denunciado las amenazas de muerte a las que está siendo sometido el sacerdote mexicano Alejandro Solalinde como consecuencia de su trabajo en defensa de los derechos de los inmigrantes en su país natal.

Ni que decir tiene que el sacerdote no va a abandonar su lucha por la justicia, aunque eso pueda costarle la vida. En realidad, precisamente eso es lo que hará que la gane. La Vida, me refiero. Para Alejandro Solalinde sigue resonando el sermón de la montaña.

La última historia que les traigo es conmovedora. Mucho. La pueden leer completa, de nuevo, en ACI-Prensa (http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=36712). Quédense con la síntesis.

Un hombre con su porvenir encauzado descubre a los 48 años su vocación. Lo deja todo y durante cinco años convive en una residencia sacerdotal con presbíteros ancianos a los que acompaña y cuida hasta que es admitido al Seminario. Ordenado sacerdote, una semana después fallece víctima de la leucemia que había comenzado a devorarle un año antes. Su cuerpo, porque su alma permaneció intacta.

Humanamente podríamos preguntarnos para qué quiso Dios a un sacerdote moribundo durante sólo una semana. Si todo el tiempo y dinero invertido en su formación valió la pena. Pero los tiempos de Dios y sus planes no nos toca conocerlos. ¿Verdad?

Se llamaba Graham Turner y no sólo durante una semana, sino probablemente desde mucho antes, fue hombre de Dios. Ahora más.

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